Clamar, soltar, confiar: el lenguaje de la FE
Hay momentos en que decir :“tengo fe”, no es suficiente. Lo he vivido en carne propia, y por eso escribí el capítulo “La fe sin obras es muerta” en mi libro Fe: La Llave del Corazón de Dios. No se trata de una frase para impresionar, ni de una doctrina fría. Se trata de una verdad viva, profunda y urgente. Porque en los momentos más oscuros de la vida, la fe que no se activa, simplemente no resiste.
En este capítulo 8 «La Fe sin Obras es Muerta» aprendí —o tal vez confirmé— que la fe verdadera se mueve, obedece y espera, incluso cuando no entiende.
Quiero compartirte tres principios que Dios grabó en mi corazón a través de ese proceso:
1.- La fe que no actúa, no transforma
“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”
(Santiago 2:17)
Creer sin accionar es como hablar sin respirar. En los momentos críticos, no basta con decir que confiamos en Dios. Es necesario obedecer lo que Él pone en nuestro espíritu, aunque no tenga sentido lógico. En mi caso, fue ayunar, clamar, soltar lo que más amaba… y seguir creyendo. Y fue en esa obediencia práctica donde vi el poder de Dios manifestarse.
2.- La fe que resiste el fuego, es la que madura
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”
(1 Pedro 1:7)
Dios no prueba nuestra fe para destruirnos, sino para purificarnos. Durante esa prueba, comprendí que el fuego no quema lo eterno. Quema lo superficial. Lo humano. Lo que estorba. Pero lo que viene de Dios, permanece. Y cuando tu fe sobrevive al fuego, no solo cambia tu entorno: cambia tu interior. Tu dependencia. Tu adoración. Tu carácter.
3.- La fe que clama con reverencia, conmueve el cielo
“Si nosotros hemos hallado gracia ante tus ojos… te pedimos que salves.”
(Éxodo 33:13)
Nunca olvidaré la oración de mi hija, invocando la promesa dada a los que honran a sus padres (Efesios 6:2-3). Fue una oración cargada de reverencia, no de manipulación. Y Dios respondió. No por mérito, sino por gracia. Porque la fe que clama desde la rendición, no desde el orgullo, siempre encuentra el oído del Padre.
Si algo aprendí en este capítulo de mi vida, es que la fe no es para admirarla… es para vivirla. No es para definirla… es para ponerla por obra.
Te invito a preguntarte hoy:
- ¿Estoy moviendo mi fe o solo hablándola?
- ¿Estoy actuando conforme a lo que digo creer?
- ¿Estoy dispuesto a pasar por el fuego con tal de ver la gloria de Dios?
«La fe que abre el corazón de Dios es la que se pone en movimiento, incluso cuando el alma tiembla.»
Este mensaje es solo una muestra del viaje que comparto en Fe: La Llave del Corazón de Dios.
Si algo resonó en ti hoy, quizás sea el momento de dar ese paso.
📩 Escríbenos si quieres conocer más o adquirir tu copia.
📱 +56 9 9671 7194
📸 Síguenos en Instagram: @FeLaLlaveDelCorazónDeDios