Cuando la Fe se Subió a la Cuerda
Durante años, una pregunta de Jesús ha resonado en lo más profundo de mi espíritu:
“Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8)
Esta pregunta no solo inspiró una búsqueda en mi corazón, sino también el libro Fe: La Llave del Corazón de Dios. Pero más allá de lo escrito, hay enseñanzas que deben vivirse, y una historia en particular ilustra esta verdad mejor que mil sermones.
La historia del trapecista (y del niño que confió)
Un famoso trapecista asombraba a multitudes cruzando una cuerda a gran altura, sin red, y luego incluso con una carretilla. Todos aplaudían con entusiasmo. Pero un día, el presentador del circo preguntó:
“¿Creen que puede cruzar la cuerda con alguien dentro de la carretilla?”
El público exclamó: “¡Sí!”.
“¿Quién se ofrece entonces como voluntario?”
Y el silencio fue total.
Hasta que un niño de doce años levantó la mano y dijo:
“Yo estoy dispuesto.”
Sin dudar, subió y se sentó en la carretilla. El trapecista lo llevó con precisión hasta el otro lado. Cuando le preguntaron por qué no tuvo miedo, respondió:
“Porque el trapecista es mi papá.”
¿Qué nos enseña esta historia sobre la fe?
En mi caminar con Dios, y en lo que comparto a través del libro, he aprendido que la fe no se trata solo de creer desde lejos. Se trata de subirse a la cuerda con confianza. Aquí te comparto 3 aprendizajes clave que puedes recordar y compartir:
1. La fe no observa, actúa.
Muchos creen que Dios puede hacer milagros… pero pocos están dispuestos a subirse a la carretilla. La fe verdadera da pasos concretos, aunque parezcan arriesgados. No se queda en el “yo creo”, sino que camina sobre la cuerda, porque sabe quién la sostiene.
2. La fe crece escuchando a Dios.
La fe no es un sentimiento pasajero. Es una planta celestial que necesita ser regada.
“La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
¿Estás alimentando tu fe cada día, o se está marchitando?
3. La fe que no duda, desata milagros.
Jesús dijo: “Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá” (Marcos 11:24).
Cuando la fe se mezcla con convicción, los cielos responden. No es magia, es relación: como el niño que confía porque sabe quién lo lleva.
¿Y tú, en qué parte del acto estás?
¿Aplaudes desde el público o estás dispuesto a subirte a la carretilla?
Dios no busca espectadores, sino hijos que confíen.
Hijos que crean que Él sabe lo que hace, incluso cuando el suelo parece estar a 20 metros de distancia.
Este mensaje es solo una muestra del viaje que comparto en Fe: La Llave del Corazón de Dios.
Si algo resonó en ti hoy, quizás sea el momento de dar ese paso.
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